Sean MacBride era un abogado irlandés que consiguió ser Ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda. Además, llegó a ser el Premio Nobel de la Paz en el año 1974 y fue galardonado con el equivalente al Premio Nobel soviético, el Premio Lenin, en 1977. MacBride centró sus trabajos en la defensa de los Derechos Humanos y fundó, en 1946, el Partido Republicano Irlandés. A su vez, en 1961 presidió la Organización de Defensa de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional y, desde 1974 a 1976 trabajó como Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Namibia. En 1977 la UNESCO le nombró Presidente de la Comisión Internacional que se encargaría de desarrollar un estudio sobre los problemas de la comunicación. Estudio que daría lugar al Informe MacBride.
El Germen del Informe MacBride
En junio de 1977, Sean MacBride pronunció un discurso en la UNESCO sobre el papel de la prensa y la importancia de ésta en la sociedad. El discurso se centró en la fragilidad y la vulnerabilidad de la prensa a consecuencia de las grandes presiones económicas, financieras y políticas que sufrían los medios de comunicación del momento. Estas presiones tenían su origen en los intereses de las multinacionales de los grandes grupos de comunicación.
En ese mismo discurso, MacBride sugirió que una organización como la UNESCO tendría que encargarse de investigar la cuestión planteada y que, además, ésta debería proponer un objeto de declaración o, incluso, una convención que intentara proteger el derecho a la libertad de expresión y de información con el fin de evitar que los medios de comunicación fueran manipulados por los gobiernos de turno o por los intereses económicos.
Su dicurso tuvo tanto calado en la UNESCO que, unos meses más tarde, M. M'Bow, entonces Director General de la UNESCO, le propuso ser el Presidente de una Comisión Internacional que se encargara de estudiar los problemas que existían en el ámbito de la comunicación.
En esa Comisión participaron grandes personalidades del mundo de la información y de la comunicación. Entre ellos destacaron: Hubert Beuce-Mery, fundador de Le Monde; Gabriel García Márquez, escritor colombiano; Leonid Zamiatin, Portavoz del Gobierno soviético; yMarshall McLuhan, sociólogo canadiense.
La Comisión comenzó sus trabajos en diciembre de 1977, trabajos que duraron unos tres años. El propio Sean MacBride afirmó que "las circunstancias que rodeaban la creación de esta Comisión no me inspiraban el más mínimo optimismo. En los años 70 las discusiones internacionales sobre el problema de la comunicación habían llegado al estadio del enfrentamiento directo". Estos enfrentamientos se producían entre el tercer mundo, que se quejaban de las informaciones que los países desarrollados divulgaban ya que, creían que, éstas atentaban contra la libre circulación de la información.
Sean MacBride y sus compañeros de Comisión intentaron, por todos los medios, analizar la situación de la comunicación desde el punto de vista histórico, político y social porque, según ellos, era la única manera de asegurar el futuro de la sociedad. En el Informe Mc Bride se solicitaba un nuevo papel de los medios de comunicación, un papel que intentara sobrepasar el ámbito de "los primeros auxilios" y que se centrara en ayudar al desarrollo y al cambio de los países menos favorecidos.
A su vez, el Informe se centró en la defensa y la protección de los periodistas que, por su trabajo, suelen ser molestos para los gobiernos, los políticos y los intereses económicos de éstos. Así, Sean MacBride dio una gran importancia a la protección de los periodistas de investigación y de los reporteros de guerra.
Además de todo lo anterior, el Informe MacBride expone los delitos, cuyo origen está en el poder, que influyen negativamente en el periodismo; y los derechos y deberes deontológicos del periodista. Entre los deberes se destacaron: la responsabilidad social de los profesionales de la información que implica una serie de obligaciones respecto de la opinión pública; el respeto hacia las leyes, con el fin de que los periodistas no vulneren los derechos de los ciudadanos; y la necesidad de asumir, por parte de los profesionales, la responsabilidad contractual con los medios de comunicación. Es importante añadir que, el Informe MacBride, restalta que la libertad de expresión tiene una gran importancia siempre que se ejerza con responsabilidad, relacionando ésta con la ética profesional. Si esto no fuera así se podría producir una distorsión de la información que repercutiría en los ciudadanos, según el informe.
Títulos del Informe MacBride
Tras presentar, en 1980, la
investigación desarrollada por la Comisión MacBride , los miembros de ésta
establecieron 82 recomendaciones que quedaron divididas en los siguientes
títulos:
Política de Comunicación para la
independencia y el autodesarrollo
Refuerzo de las licencias para
las tecnologías apropiadas
Nuevas tareas sociales para los
medios de comunicación
Integración de la comunicación al
desarrollo
El recurso de la ética y las
normas para la integridad profesional
La democratización de la
comunicación: Componente esencial del derecho humano
El refuerzo de la identidad
cultural para la dignidad humana
El acceso a la información
técnica: Recursos esenciales para el desarrollo
Promoción de la cooperación
internacional para los mecanismos adecuados
Miembros asociados del
desarrollo: Todos los actores implicados
De todos estos títulos, el
Informe MacBride insistía en varios de ellos como claves para la creación del
Nuevo Orden Mundial de la
Información y Comunicación (NOMIC). El primero de éstos es el
que hace referencia a la
Integración de los medios de comunicación, íntimamente
relacionado con la informática como punto imprescindible para el desarrollo. En
1980 se preveía ya la gran revolución que traería el avance de la informática y
la influencia que ésta tendría en el ámbito de la comunicación. Por ello, el
Informe MacBride insistía en que era de extrema necesidad que los países del
tercer mundo pudieran alcanzar, en igualdad de condiciones, los avances
tecnológicos con el fin de mejorar los flujos de comunicación.
El otro de los títulos en los que
se hacía hincapié es el que hace alusión a la democratización de la
comunicación. La investigación que llevó a cabo la Comisión MacBride
demostró que existía, a nivel mundial, una carencia en la democratización de la
información y relacionó este hecho con el artículo 19 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, así como con el derecho de los ciudadanos a acceder
libremente a las fuentes de información. Por ello, la Comisión propuso crear
unas líneas de actuación, a nivel internacional, que favorecieran el equilibrio
entre las leyes internas de cada país y el derecho internacional. Así, se
produciría una verdadera democratización de la información. Además, la Comisión se centró en
defender el cumplimiento de los derechos humanos, cuya defensa corresponde en
gran medida a los medios de comunicación, y afirmaba que éstos no existirían
sin el reconocimiento de la libertad de expresión, la libertad de prensa, la
libertad de información y el derecho de reunión.
Así mismo, la Comisión MacBride
resaltó la transcendencia que tenía el hecho de crear unos códigos
deontológicos y consideró que éstos debían ser desarrollados por los propios
profesionales de la información, algo que ya se recogía en la Declaración de la UNESCO sobre la
contribución de los medios de comunicación al refuerzo de la paz y de los
derechos humanos. Además, se propuso la instauración de Consejos de Medios de
Comunicación ya que la
Comisión consideraba que el desarrollo de estos organismos
podrían favorecer la participación democrática y la eliminación de las
distorsiones de la información que se producían en el ámbito de la
comunicación.
Líneas de Actuación del Informe
MacBride
El Informe MacBride se sustentaba
en dos premisas claves. La primera de ellas, hacía referencia al poder de
informar y al poder de ser informado. El informe venía a decir que ésta era la
esencia de la sociedad moderna. De tal forma que, al producirse un aumento de
la concentración del poder de informar, éste podría provocar el desarrollo de
nuevas maneras de control que llevarían a la desaparición de los poderes en las
sociedades. La segunda premisa, hacía alusión a que la información es un
recurso de extrema importancia en la sociedad que estaba íntimamente ligado a
la comunicación, la tecnología y la cultura. Así, se establecieron cinco líneas
de actuación:
Promover la idea de que la
comunicación es un derecho fundamental de los ciudadanos y grupos sociales
Aminorar los desequilibrios y
desigualdades, así como las distorsiones, que se producen en el momento de la
difusión de la información.
Promover una comunicación
democrática global en la que se respeten las identidades culturales y los
derechos individuales de los ciudadanos
Desarrollar políticas de
comunicación, en cada uno de los estados, relacionadas con el proceso de
desarrollo
Investigar cuáles deben ser las
bases sobre las que se sostendría el Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC)
como parte de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI)
Puntos Fuertes del Informe MacBride
Como se ha citado anteriormente,
el Informe MacBride fijó los puntos sobre los cuales había de construirse el
Nuevo Orden Mundial de la
Información y Comunicación (NOMIC). Éstos eran los
siguientes:
Eliminación de los desequilibrios
y Desigualdades entre el tercer mundo y los países desarrollados
Erradicar los efectos negativos
que se producen por la creación de monopolios
Liquidar las barreras, tanto
internas como externas, que impiden la libre circulación y una difusión
equilibrada de la información
Garantizar la pluralidad de las
fuentes y los canales de la información
Garantizar, a su vez, la libertad
de prensa y de información
Aumentar la capacidad de los
países del tercer mundo para mejorar la situación, el equipamiento y la
formación profesional de los periodistas
Cooperación de los países
desarrollados hacia el cumplimiento del punto anterior
Respetar la identidad cultural y
el derecho de cada país de informar a los ciudadanos del mundo de sus
aspiraciones y sus valores, tanto sociales como culturales
Respetar el derechos de todos los
pueblos del mundo a participar en los flujos de información internacionales
Respetar los derechos de los
ciudadanos de acceder a las fuentes de información y de participar activamente en
el proceso de comunicación
El Fracaso del Informe MacBride
El lema que estuvo presente
durante todo el Informe MacBride fue la solidaridad internacional. Para que las
líneas de actuación y las recomendaciones de esta Comisión fueran efectivas,
éstas debían ser apoyadas por el Sistema de Naciones Unidas y, concretamente,
por la UNESCO. El
informe se aprobó en 1980, una fecha en la que la revolución tecnológica
favorecía a los países desarrollados y, sobre todo, a Estados Unidos. Los
países desarrollados se sintieron ofendidos con la propuesta porque ésta
promulgaba el derecho de todos a acceder a las nuevas tecnologías y el derecho
de todos a emitir cualquier tipo de información, hecho que mermaba los
intereses económicos de los países desarrollados. Precisamente, con la llegada
de Ronald Reagan al Gobierno, Estados Unidos se desmarcó totalmente del Informe
MacBride y elaboró un programa de desarrollo con unas pautas de actuación
contrario a la ONU
y a la UNESCO. Este
programa norteamericano dejaba ya de lado las propuestas que hacían referencia
a la eliminación de los desequilibrios mundiales, al control del monopolio en
el campo de la comunicación, la supresión de barreras y la pluralidad de las
fuentes y los canales de información, todos ellos aspectos claves en el Informe
MacBride. Así, Estados Unidos anunció, poco tiempo después, que dejaba de
formar parte de la UNESCO.
El trabajo de la
Comisión presidida por Sean MacBride empezó a considerarse,
por parte del bando estadounidense, como un "conjunto de proyectos
sovietizantes" que eran prácticamente incompatibles con las libertades de
las sociedades democráticas.
Estas ideas fueron compartidas,
desde que Estados Unidos anunció su retirada de la UNESCO hasta su salida real
(1985), por los grandes grupos mediáticos. Los estadounidenses consideraron que
el informe "Un sólo mundo, voces múltiples" se convirtió en una
obsesión para MacBride y lo tacharon de incompatible con la libertad de
expresión y la libertad de información. A partir de entonces, Sean MacBride
empezó a carecer de credibilidad e, incluso, de voz y M'Bow, uno de los grandes
apoyos de MacBride, fue relevado de su cargo como Director General de la UNESCO. Con la salida
de M'Bow de la UNESCO ,
ésta desarrolló una nueva estrategia de comunicación que eliminaba totalmente
las pautas y objetivos del Informe MacBride y terminaba para siempre con el
espíritu de consenso que había hecho posible su elaboración.
Así, en 1989, se celebra la XXIV Conferencia
General de la UNESCO
en la que se borran todos los principios que el Informe MacBride había
promulgado y se vuelve a los inicios de la UNESCO , es decir, vuelven a debatirse aspectos
relacionados con los flujos de información y el papel de los medios de
comunicación en los países en desarrollo, pero desde el punto de vista inicial
de la UNESCO. Un
punto de vista que había favorecido siempre a Estados Unidos, desde 1946 hasta
1970, y a los países desarrollados.